En nuestro afán por alcanzar un estado de bienestar constante, a menudo caemos en la trampa de ignorar los problemas que van surgiendo en la vida, así como muchas veces preferimos no entender o transformar situaciones que nos producen sentimientos negativos.

Es como si pensáramos que no prestando atención acabará pasando. Pero en realidad esto no es así

En el ámbito de las terapias holísticas, entendemos que la salud es un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Ignorar los problemas no solo afecta nuestro estado emocional y mental, sino que también puede manifestarse en nuestro bienestar físico.

Y, de hecho, la vida se despliega diariamente ante nosotros como una escalera, en la que cada peldaño es un reto a superar. Y esta superación es la que nos hace crecer realmente como personas. Los retos son esos “problemas” que a veces no queremos atender.

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El peligro de «Barrer debajo de la alfombra»

Cuando optamos por no pensar en un problema, estamos, metafóricamente hablando, barriendo nuestras preocupaciones debajo de la alfombra. Este acto simbólico de evasión puede proporcionar un alivio temporal, pero a la larga, los problemas no resueltos, incluidos los emocionales se acumulan, creando una carga que nuestro cuerpo y mente deben soportar. El estrés crónico, la ansiedad y la negación de nuestras verdaderas emociones son muchas veces ocasionados por la acumulación de sucesos no resueltos y pueden llevar a trastornos del sueño, problemas digestivos, dolores crónicos y una amplia gama de otras alteraciones de salud.

Por cierto, el sueño, los sueños, son procesos en los que la mente intenta resolver las situaciones pendientes del día.

(Otro día os escribiré sobre los sueños y que significan realmente)

Reconociendo y afrontando los problemas

El primer paso hacia un verdadero bienestar holístico es reconocer y afrontar los problemas. Esto no significa que debamos sumergirnos en un estado de negatividad, sino más bien abordar nuestras preocupaciones con honestidad y valentía. Al hacerlo, podemos comenzar a trabajar en soluciones, buscar apoyo y, lo más importante, permitirnos sentir y procesar nuestras emociones. Es un  proceso natural: al detenerte y mirar puedes observar y ,¿sabéis que? Nuestra mente maravillosa tiene la capacidad de resolver cualquier problema.

El poder de la aceptación y la resiliencia

Aprender a aceptar que la vida incluye tanto altibajos como momentos de paz y alegría es fundamental para nuestro bienestar holístico. La resiliencia no se trata de evitar los problemas, sino de enfrentarlos, resolverlos o saber que hacer, aprender la lección del todo (sino se vuelve a presentar en otro tiempo) y seguir adelante.

De hecho, yo creo y así lo experimento desde hace años, que la vida es un proceso de aprendizaje y la propia vida nos trae cada día el capítulo que toca aprender.

Y lo más mágico y maravilloso, lo sé, es que cuando aprendes la lección nunca más vuelve a repetirse.

Es como cuando tienes un situación con una persona y te la encuentras, en la realidad o en tus pensamientos, de vez en cuando. Pero no resuelves. Y siempre, más tarde o más temprano, vuelve otra vez, ¿sabes de que hablo?

Pero un día te paras, lo resuelves y nunca más vuelve a aparecer esa persona. Fíjate, aunque sea tu vecino.

Conclusión: hacia un bienestar genuino

La búsqueda de un bienestar genuino implica enfrentar nuestras realidades, tanto las agradables como las desafiantes.

Al abrazar la totalidad de nuestras experiencias y emociones, podemos alcanzar una salud holística más profunda y duradera.

Recordemos que el verdadero bienestar no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de manejarlos de manera saludable y constructiva.

Espero que este post de ayude a reflexionar una poco sobre las situaciones que necesitamos resolver y si es así y quieres decírnoslo, te espero en los comentarios. También si quieres aportar algo sobre tu experiencia, nos encantará leerte. Feliz día

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